La OCU aclara de una vez por todas si las famosas apps de salud ayudan a adelgazar
¿Realmente estas aplicaciones sirven para perder peso?
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En la actualidad, el aumento de personas con sobrepeso es una preocupación creciente en el ámbito de la salud. Las estadísticas en España revelan una situación alarmante: tanto la incidencia de sobrepeso como de obesidad son considerablemente altas y más pronunciadas en hombres (44,3% y 19,3% respectivamente) que en mujeres (30,4% y 18% respectivamente), según datos de la OCU.
El exceso de peso representa un factor de riesgo significativo para una variedad de enfermedades crónicas, como el cáncer y las afecciones cardiovasculares, y contribuyen a la disminución de la esperanza de vida. Por lo tanto, todas las medidas dirigidas a combatir el exceso de peso en la población son de suma importancia. Pero, ¿podemos considerar las aplicaciones de salud como herramientas eficaces para adelgazar?
¿Las aplicaciones de salud sirven para perder peso?
La revisión de Cochrane se centró en investigar el impacto de las aplicaciones móviles integradas en el manejo del sobrepeso y la obesidad en adolescentes y adultos. Analizó datos de 18 estudios que abarcaban a 2,703 participantes con un índice de masa corporal (IMC) entre 27 y 50, durante períodos de intervención que oscilaron entre 2 y 24 meses.
Al comparar la eficacia de las aplicaciones móviles con intervenciones mínimas o nulas, se observaron diferencias marginales, lo que sugiere que estas aplicaciones podrían no tener un impacto sustancial en el día a día de los usuarios. Del mismo modo, al evaluar diversas aplicaciones, no se encontraron diferencias significativas en los resultados.
Cuando se contrastó el efecto de las aplicaciones móviles con el asesoramiento personalizado, los resultados mostraron que las aplicaciones apenas producían variaciones en el IMC, lo que sugiere que su impacto en el proceso de pérdida de peso es limitado.
En resumen, los hallazgos indican que las aplicaciones móviles no parecen ser una solución efectiva para abordar el sobrepeso y la obesidad. Ahora bien, hay que realizar más estudios para determinar si estas aplicaciones pueden ser útiles en el futuro. Mientras tanto, es importante recordar que el tratamiento más efectivo para perder peso implica un enfoque multidisciplinario que involucre a profesionales médicos, dietistas, nutricionistas, psicólogos y entrenadores físicos.
Las mejores dietas según la OCU
Por otro lado, en la base de datos compilada por OCU, se han incluido más de 20 dietas populares, desde las tradicionales hasta las más recientes tendencias, como la dieta del ayuno intermitente y la dieta Keto. Entre todas, dos han recibido una evaluación especialmente positiva: la dieta antiinflamatoria y la dieta hipocalórica.
La dieta antiinflamatoria, aunque no se concibe específicamente para la pérdida de peso, destaca por promover la sustitución de alimentos ricos en grasas saturadas y azúcares por opciones vegetales frescas y cereales integrales, lo que resulta en un consumo reducido de calorías y, por ende, en la pérdida de peso.
Además, al seguir los principios de la dieta mediterránea, fomenta la adquisición de hábitos alimentarios saludables a largo plazo sin generar gastos adicionales en productos específicos. Asimismo, se ha observado que puede contribuir a mejorar enfermedades asociadas a la inflamación crónica, como la enfermedad cardiovascular y la diabetes tipo 2.
Por otro lado, la dieta hipocalórica se centra en modificar los hábitos alimentarios hacia una dieta variada basada en productos de origen vegetal, con el fin de no solo perder peso, sino también mejorar la salud en general.
Acompañada de un aumento en la actividad física, esta dieta no requiere la compra de alimentos especiales y ha demostrado ser efectiva para reducir el colesterol LDL, considerado perjudicial. Aunque los resultados pueden no ser inmediatos, destaca su eficacia a largo plazo, especialmente con una ingesta de 1500 kcal diarias.
Consejos prácticos
Tal y como explica la OCU, para adelgazar y mantener los resultados a largo plazo, es esencial ajustar una serie de hábitos. No existen fórmulas mágicas: la clave está en reducir la ingesta calórica y aumentar la actividad física para lograr un equilibrio que favorezca la pérdida de peso de manera sostenida.
Este cambio de actitud hacia un estilo de vida más saludable no debe ser temporal, sino que es crucial adoptarlo de manera permanente. En lo que respecta a la alimentación, la pirámide de los alimentos sirve como guía, priorizando el consumo de pan, pasta, cereales, legumbres, frutas y verduras, mientras se reduce el consumo de carnes grasas y alimentos ricos en grasas, azúcares y sal.
Asimismo, el ejercicio físico es clave para bajar de peso y mejorar la salud en general. No es necesario apuntarse a un gimnasio, pero sí empezar a moverse más en el día a día, ya sea caminando, subiendo escaleras en lugar de usar el ascensor o bailando.
Por último, es importante resistir la tentación de las dietas milagrosas que prometen resultados rápidos y espectaculares. Estas suelen provocar una pérdida de peso temporal basada en la pérdida de agua y masa muscular, lo que lleva a recuperar el peso rápidamente. En lugar de ello, es mejor optar por cambios de hábitos sostenibles y saludables a largo plazo.